¿Desplazará algún día la inteligencia artificial a los creadores?

Inteligencia Artificial

Me pregunto si esta antigua habilidad del ser humano para comunicarse con sus congéneres mediante la escritura se puede ver realmente amenazada por la Inteligencia Artificial. Aunque sea en un futuro cercano, en la versión 10.9.

Ahora que he dejado la profesión aparcada, la que me ha proporcionado recursos económicos durante mi vida, y que debuto por placer como ilusionado neófito en el mundo de la escritura, me preocupa poco personalmente que el oficio de escritor pudiera languidecer. No me he lanzado a publicar libros con el ansia de ganar dinero y fama, sino por el placer de que otros congéneres puedan encontrar una narración entretenida que les haga evadirse. Y si gustan y eso rinde algún éxito, a nadie le amarga un dulce.

Pero si en lo personal no me preocupa, distinto es en lo humano y social. No me atrevería a decir, parafraseando a Saramago con su «Nunca una lágrima emborronará un email», que nunca una IA sustituirá a un escritor, basándome en las competencias de los software actuales, porque es evidente que la mejora será progresiva. Pero debemos reflexionar en la clase de escrituras que utilizamos para comunicarnos: porque escritura puede ser un texto técnico o filosófico, dedicado a difundir textos y nuevos descubrimientos o pensamientos, también puede ser un código de programación, o una noticia en un periódico. Pero la escritura que escribe un escritor, no es solo un compendio armonioso de palabras con sentido, sujetas entre sí con una trama.

En mi breve recorrido de escritor, percibo la creación de una novela como la creación de un ser vivo. Primero tomas unos huesos que, aislados, no representan nada; luego los vas uniendo, hasta que conformas un esqueleto, el equivalente a una trama. Pero sola, esa trama no vive. Necesitas rellenar ese esqueleto con músculos que proveerán de coordinación y belleza para formar ese cuerpo final que es la novela. Es ahí, en ese proceso de creación, donde la mano del escritor traslada al papel sus atributos de ser humano: los sentimientos, con la irracionalidad derivada de ellos que rompe toda lógica, y también sus ilusiones y sus esperanzas, ambas una combinación de las expectativas y de la química que regula el cuerpo. Cualquier narración está imbuida de esos atributos personales del escritor que tienen su repercusión en algo no menos humano, las sensaciones que provoca en el lector. Estas son una mezcla de señales percibidas por los sentidos, químicamente soportadas por el cuerpo, que en combinación con recuerdos, experiencias o la simple imaginación nos hacen decir esa frase de ‘tengo la sensación’. Hasta el olor y el tacto del papel son parte del juego de la lectura.

Son estos aspectos los que me hacen pensar que difícilmente una inteligencia artificial creará una narración, o un poema, que concite el cúmulo de sensaciones en el lector que provocan el placer o el rechazo por la lectura de un texto.

Hay numerosos ejemplos de convivencia de lo clásico y el desarrollo tecnológico. Cuando nació la televisión se dijo que la radio estaba muerta y hoy día no solo el espacio de las ondas, sino internet, cobijan las emisoras de radio. La aparición del ebook, o del audiolibro, hizo que algunos profetizaran la rápida muerte de los libros en papel; hoy ya podemos ver cómo ambos tienen su espacio, porque a la practicidad del libro digital se impone el tacto del papel, el contacto real con lo escrito. Que yo sepa, ningún escritor, con fama o sin ella, ha podido dedicar un ebook a sus lectores o seres queridos.

En cualquier caso, ambos ejemplos son relativos al medio de presentación o transporte de la palabra. Nadie ha reemplazado al redactor de noticias o al guionista en la radio ni en la televisión, solo se ha complementado el medio con el que llegan al público. Otros medios han devenido obsoletos; que se lo digan a los fabricantes de discos de vinilo, que temieron por el obsoleto casete, arrumbado por la novedad del ya decadente CD. Es la música la que ha sufrido un cambio radical y sucesorio, hasta en el planteamiento de que la mayoría de la gente, ya no tiene música propia en sus artilugios digitales, la alquila en plataformas. Pero la creación musical, las tendencias, los ídolos de masas, han grabado en vinilo y ahora en digital.

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