OTAN, que viene el lobo

Formo parte de los muchos ciudadanos del Mundo que ven la llegada del personaje Trump (por no usar un adjetivo ofensivo), con cierta preocupación. Y es que el cambio siempre induce temor, lo más sencillo es mantener lo que ya existe. Aunque en el mundo de los negocios siempre se insiste en la idea de que «No temas al cambio es una oportunidad» «Sé parte del cambio, no lo rehúyas»  y frases similares de nunca refrenar el cambio porque estar en el mismo sitio es morir.

No con esto doy la razón a sus planteamientos, sin  embargo ¿acaso el mundo en que vivimos es ideal? ¿O simplemente responde a las consecuencias de decisiones que acumulan decenios de historia? Hacer un Mundo comercialmente global era la panacea en 1947 cuando había que reconstruirlo, desaparición de aranceles fiscales, eso estimularía la competencia. Lo que estimuló fue la deslocalización de empresas, el cierre de pequeños negocios nacionales que sucumbieron -y han seguido sucumbiendo-  al poder de las transnacionales poderosas. Cambió las reglas económicas en muchas sociedades, con aumento del paro y desaparición de sectores industriales que se ha visto posteriormente pueden suponer un aumento de los riesgos estratégicos (¿recordamos quién era capaz de fabricar mascarillas en 2020? ¿O la crisis de los microchips que devino posteriormente?) Así que, no, necesariamente un mundo sin protecciones comerciales no se ha demostrado ser el mejor. Simplemente es el mundo que conocemos los que habitamos la Tierra hoy día. Ahora convivimos cotidianamente con los mensajes de sostenibilidad, pero compramos sin problemas paquetitos de cien gramos que emprenden urgentemente el largo camino desde el otro extremo del Mundo hasta la puerta de casa, dejando un rastro de innecesario consumo de plástico, cartón y energía en el camino. Competencia, competitividad o consumismo ¿cuál es el principal resultado de un mundo comercial sin fronteras? Nadie lo sabe, solo son teorías económicas, porque ningún humano vivo a día de hoy ha estado en ese escenario y menos en el mundo tecnológico actual.

Segundo gran hachazo de Trump, o gastáis más en armamento, hasta un 5% del PIB, o Estados Unidos no va a ser el continuo protector de Europa. La OTAN la cerramos. Uy que miedo.

Esa organización nacida en 1949 fue fundada por el club de los aliados que derrotó a los nazis y fascistas. Alemania y la arrepentida Italia. Acababa de arrancar el plan Marshall (entre 1948 y 1952) que Estados unidos magnánimamente aplicó a Europa, para levantarla del desastre económico en que estaba; la URSS aun habiendo sido muy perjudicada por el ataque nazifascista rechazó participar en el reparto; de alguna manera Estados Unidos tenía que reactivar cuanto antes la actividad comercial para que el tratado del GATT, firmado en 1947 inicialmente por veinticuatro países y que aconsejaba la reducción y eliminación general de aranceles, tuviera su efecto y  se resarciera del Plan.

Por otro lado, la OTAN fue la expresión común de los amigos que se sienten más seguros juntos que separados, frente a lo que sea. Y también fue la manera en que EEUU se aseguró tener bajo su esfera de control estratégico a numerosos países que le debían la existencia. Las políticas de armamento de cada país se alineaban con la estrategia global, y por ende el gasto. Y eh aquí que, casualmente, EEUU era y es el mayor fabricante y exportador de armamento, según los datos de la Organización Internacional de Comercio, a la que sospechosamente -es cierto- algunos países no facilitan información, Rusia y China entre ellos.

Para consolidar el exclusivo grupo, al que numerosos países quisieron entrar posteriormente, hacía falta un lobo. Un lobo amenazante que no hubiera participado en el plan ni en la OTAN. Pocos países con amenazas realistas quedaban. La URSS fue la elegida. Cómo no. Había participado en la segunda guerra haciendo sandwich al ejército alemán con los aliados, liberando por consiguiente todos los territorios invadidos por estos entre la frontera alemana y Unión Soviética. Y llegados a Berlín, se aseguraron de que todos los países a los que habían liberado les quedaran agradecidos y bajo su esfera de acción, con la sutil coacción de que sus ideales y políticas siempre mostraran una cercanía extrema, claro.

El lobo elegido pretendía la extensión del comunismo, y la OTAN era el elemento preventivo de disuasión. Pero lo que frecuentemente se omite es que en 1954, Jrushchov solicitó la entrada en la OTAN con el fin de dar estabilidad y paz a Europa. Pero Eisenhower se encargó de que fuera rechazada en la conferencia de Ginebra de 1955.  El lobo era el malo, y sin lobo, no tenía sentido el club. Ni la primera ni la segunda guerra mundial fueron iniciadas por aquel país de repúblicas, sino por uno de los países que en 1955 pasaron bajo la protección OTAN, Alemania Occidental o su primigenia expresión prusiana. Con la OTAN a sus puertas (recordemos que Alemania Oriental estaba bajo la esfera URSS), la Unión Soviética  fundó ese año su club de amigos, el Pacto de Varsovia. ¿Alguien habría hecho algo distinto?

En 1958, EEUU decide instalar misiles con ojivas nucleares en dos de los países del club, Italia y Turquía. A un tiro de los soviéticos.

Pero lo indignante fue que en 1962, la URSS instalara misiles y aviones en Cuba. Eso sí era indignante, no se podía estar amenazando a las puertas de casa al gigante de la libertad,  y dio lugar a uno de los momentos más tensos de lo que a partir de ese momento sería la guerra fría. El lobo era rematadamente malo.

Desde entonces, la URSS ha solicitado su adhesión a la OTAN en tres ocasiones más, con Gorbachov en 1990, Yeltsin en 1991 y el mismo Putin en 1994. Ninguna ha sido considerada por los presidentes de EEUU, ergo el alma de la OTAN. Sin lobo…..

Después de este repaso histórico, con los cambios políticos y económicos desde 1949, y un mundo que ya nada se parece al que precisó medidas especiales tras la guerra ¿no deberíamos plantearnos si realmente se necesita  mantener esa Organización? El Pacto desapareció con la desintegración del bloque soviético. La OTAN sólo se ha activado en dos ocasiones, la primera para intervenir (sin permiso de la ONU) en la guerra de los Balcanes que nada tuvo que ver con el lobo ni con un país asociado a la alianza y en la que ciertos errores militares americanos provocaron conflictos diplomáticos con China que bien podrían haber escalado; y la segunda en 2001, en la que se invocó la cláusula 5ª  -la de los Mosqueteros: si un país es agredido los demás deben acudir en su ayuda- tras los ataques a las torres gemelas. Casualmente le tocaron las torres al hermano mayor.

Ahora, hay que aumentar el gasto militar al 5% del PIB porque el malo es malo, se ha enfadado de que le puedan poner la OTAN a las puertas de casa, y ha invadido Ucrania. ¿Quién sale ganando con el aumento de gasto militar? ¿No será el fabricante y exportador número uno de armamento? Make USA great again, claro.

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