Esta es una pregunta que poco preocupa al 48% de los habitantes de España (una población de cuarenta y ocho millones, de la que seis son extranjeros). El 36% se declara directamente no lector por razones varias y otro 12% reconoce leer algo en el plazo de tres meses. Sólo un 52% afirma leer semanalmente, sea cual sea la duración de dicha práctica ( en números absolutos unos veinte millones mayores de dieciocho años). Hay que dejar claro que se trata de lectura de ocio y no la derivada del ejercicio profesional.
Estos son los datos que el Ministerio de Cultura publicó en enero de 2024 y como todos los datos estadísticos tiene múltiples lecturas, pero de toda la ensalada numérica, quedémonos con que más de un tercio de la población no abre un libro en su vida (unos trece millones de personas). Por el otro lado, el top de los lectores, ese 52%, se enfrenta al mercado editorial, tanto de formato papel como digital. Curiosamente, la estadística resalta que un 53% de españoles compró algún libro al año. Las cábalas nos podrían hacer pensar que los lectores frecuentes se encargan de comprar los libros que posteriormente los más perezosos toman prestados.
Como cualquier concepto de mercado podríamos entender la relación lectores/escritores como demanda/oferta. Es habitual oír la queja de que los libros son caros. Como todo, depende de la calidad y características del producto y de la expectativa del cliente, pero esa asunción supondría que hay más demanda que oferta, lo que va en contra de la máxima que inicia este artículo. Veamos la oferta.
Según las mismas fuentes oficiales citadas, en 2022 se publicaron unos 23.000 títulos considerados creación literaria con destino a ser leídos por la población adulta de forma recreativa, lo que se dice ‘estoy leyendo un libro…’.
¿Son muchos 23.000 títulos? Si fueran todos de poesía probablemente sí. Y si todos fueran de novela policíaca también. Pero hay que segmentar por géneros. Y por tanto aquí entra la poesía, las obras de teatro, las novelas de ficción, las de terror, las de intriga…. Es obvio que cada lector explora y selecciona del género que prefiere y no se enfrenta a la masa global de títulos en el mercado.
Finalmente no podemos olvidar que si hay algún mercado que casi no conozca fronteras, ese es el de la literatura. Básicamente son los idiomas la frontera natural. Pero hoy día, con mayor o menor dificultad todo se puede traducir. Tanto utilizando traductores automáticos posteriormente depurados por especialistas, como directamente por estos últimos. Así pues, la pregunta de si sobran escritores debe considerar el marco espacial ¿Dónde? ¿En el Mundo?
Las obras traducidas representan el quince por ciento del total de publicaciones que han venido de autores extranjeros, en muchos casos acogidos por las grandes editoriales que, cuidando del propio negocio, invierten en la publicidad doméstica en proporción al éxito del autor en su país natal.
Esta distorsión del mercado literario nacional -algo natural, respetable e inevitable- contribuye modestamente a crear la imagen de una oferta sobredimensionado. Si consideramos un promedio de 1,2 obras por autor al año (la categoría incluye todo tipo de creaciones, tanto de corta como larga extensión, y todos los géneros), los datos que ofrece el ministerio nos acercarían a un total de dieciocho mil escritores, no necesariamente declarados como de profesión escritor, un 0,05% de la población.
Concluyendo, quizá la percepción por los pocos lectores sea de un exceso de opciones, pero más bien parece que la creatividad debería ser bienvenida como sano signo cultural y por contrario el objetivo debiera centrarse en incentivar el hábito lector más allá de etapa colegial.